sábado, 20 de agosto de 2011

"Mil grullas", de Yasunari Kawabata



Es lo que más me ha gustado de Kawabata de cuanto llevo leído (lo reconozco sin pudor de ningún tipo; el Nobel no es de los autores que más me convencen). Es la curiosísima historia de un hombre que amó a dos mujeres y al fallecer, su hijo Kikuji se relaciona con las dos, una de ellas (Chikako) como maestra de la ceremonia del té, y otra (la señora Ota) de la que llega a ser también amante. Chikako siente celos hacia Ota, porque fue abandonada por el padre de Kikuji en favor de la segunda, tal vez porque Chikako tiene una fea mancha entre los pechos. A la vez, Kikuji va a entablar una relación con la hija de la señora Ota, mientras Chikako pretende presentarle a otra joven con intenciones matrimoniales. Posteriormente, al no hacer Kikuji mucho caso de las propuestas de Chikako, el papel de la maestra del té será tremendamente destructivo, creando mentiras con las que tratará de perjudicar a Kikuji.Me ha llamado la atención en esta novela esos fuertes contrastes entre la delicadeza desplegada en la ceremonia del té, con esa especial sensibilidad que se muestra en la elección de los utensilios cerámicos, frente a lo poco cortés que se puede mostrar Chikako en sus actos y sus palabras.

En pocas páginas, Kawabata da muestra de su amplio conocimiento del ceremonial del té, con esas tazas de diferentes escuelas, colores y facturas que expresan distintos estados de ánimo y actitudes de los protagonistas, identificando casi a modo fetichista objetos y actos.

Se lee bien y engancha.

Está publicada por Emecé y traducida al español por María Martoccia.

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