miércoles, 9 de mayo de 2012

"La madre del capitán Shigemoto", de Junichirô Tanizaki


Da gusto ver cómo el arte de literario de Tanizaki se va complicando y va madurando en sus ingredientes, pero siempre manteniéndose fiel a la esencia inicial de los mismos, mejorando y perfeccionando, pero sin renunciar a nada; añadiendo si acaso, en vez de quitando.

En este caso, la genialidad de Tanizaki reside en retomar una leyenda tradicional que tiene lugar entre los siglos IX y X (periodo Heian) para convertirla en una historia sugerente, emotiva, plástica y muy "tanizakiana". Se trata de la historia del rapto de una mujer cuyo primer marido, un octogenario llamado Fujiwara Kunitsune, no puede controlar la situación, lo que lleva al ministro Shihei a aprovecharse de la misma y a llevarse a la esposa de este y casarse con ella (así funcionaban las cosas en el Japón de hace mil años). Y en medio de esa situación, un joven llamado Shigemoto, hijo del anciano y de esa mujer, sueña con ver a su madre mientras poco a poco va descubriendo que el abuelete quería a aquella mujer más que a cualquier otra cosa en este mundo.

Con esta novela he podido llegar a entender a quienes aseguran que la obra de Tanizaki es difícil. Y lo cierto es que La madre del capitán Shigemoto me ha parecido tan placentera en su lectura como cualquiera de las obras anteriores de Tanizaki. Sin embargo, la complejidad argumental de este trabajo, ejemplo del alto nivel de madurez literaria alcanzado por el autor, obliga al lector a esforzarse un poquito más en su tarea, pero sin que con ello deje de resultar una novela asequible. Es compleja también en lo relativo al estudio de la condición humana: al incrementarse el número de personajes (Tanizaki se manejaba con bastantes menos en sus anteriores novelas), aumenta también el repertorio de pasiones, virtudes y vicios a analizar y describir. Véase por ejemplo ese contraste casi maniqueísta entre Shihei, el "malo-malísimo" de la historia que abusando de su poder se lleva a la madre de Shigemoto; y Fujiwara Kunitsune, el "bueno-buenísimo" que permanece fiel al amor de su raptada esposa.

Como broche de oro a la historia, entran en escena elementos budistas místicos y ascéticos como el principio de la Contemplación de la Impureza, según el cual a través de lo impuro se puede alcanzar lo puro, o incluso, rizando el rizo, tomar conciencia de la inexistencia de lo puro. Y eso llega a servirle a Tanizaki para poner en marcha situaciones como la visita a cementerios para meditar mediante la contemplación de cadáveres, cuando no al robo de orinales para obtener las pruebas de que la mujer amada no es una diosa y posee imperfecciones humanas (y no cuento más sobre esta historia de corte escatológico, porque no quiero privar a los futuros lectores del placer de descubrirla por ellos mismos).

En definitiva, una historia profunda, bella, a ratos tierna, donde el amor y la eterna búsqueda del mismo por parte del hombre son los principales mecanismos que mueven a los actores.

2 comentarios:

  1. No he leído "La madre del capitán Shigemoto", pero me he acabado hace unos días "Arenas movedizas" y me ha encantado :)
    Voy a hacer un trabajo para una asignatura de la universidad sobre novela japonesa (se trata de combinar antropología y literatura), se me ocurrió preguntarte si conoces alguna monografía de antropología sobre Japón (a parte de El crisantemo y la espada) que esté traducida al español... Pensaba escoger como tema el matrimonio y el deseo, es que Ruth Benedikt no lo trata mucho me parece...
    Saludos :)

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  2. ¡Hola, Anouk! Bueno, hace años leí un ensayo titulado "Sayonara Japón: adiós al antiguo Japón", de Ramón Llopis y Miguel Vidal, publicado por Hiperión. Bueno, caía mucho en el tópico de "Japón ya no es lo que era", eso que nos suele gustar tanto a los occidentales (a algunos occidentales), pero tenía ideas y datos interesantes. Si lees en inglés, y en esa misma línea de "Japón ya no es lo que era y prefiero lo de antes a lo de ahora", están muy bien los trabajos de Alex Kerr, un estadounidense que vive en Shikoku y dirige un proyecto de reconstrucción de una comunidad rural. Su libro más famoso es "Dogs and Demons", una colección de artículos donde se lamenta de la pérdida de valores culturales tradicionales en el Japón de hoy. Y luego está la óptica de los propios japoneses. El propio Tanizaki tiene el ensayo "El elogio de la sombra", todo un canto a la cultura y la estética tradicional japonesa, basada en la oscuridad o falta de iluminación (su discurso viene al pelo en esta época que vivimos de restricciones eléctricas en Japón). Luego Mishima tiene también sus trabajos ensayísticos, por supuesto con su particular y radical punto de vista. En ese sentido, puede venirte muy bien la lectura de su "El sol y el acero". Espero que este comentario te resulte de utilidad. ¡Mucha suerte con ese trabajo!

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