viernes, 30 de septiembre de 2011

"Out", de Natsuo Kirino


Continúo con mi labor de rescate de aquellas lecturas que hice tiempo atrás, en aquellos felices tiempos en que, al escuchar en labios ajenos la palabra blog, creía que se trataba de una burda onomatopeya de poco honorable significado.

Además, he observado que hasta ahora no había dedicado ninguna entrada en El levante de las páginas a la novela negra, ese género que va ganando adeptos a pasos agigantados, lo que no es de extrañar cuando al lector le toca ser testigo de una época tan borrascosa, tan oscura (ríete de la Edad Media), tan, en definitiva, negra...

Y en esas aguas temáticas de lo sombrío acostumbra a navegar la novelista japonesa Natsuo Kirino (Kanazawa, 1951). Con Kirino el lector se siente guiado al reverso de ese Japón que muchas veces en España vemos como paradigma de la pluscuamperfección. Con Kirino uno puede llegar a descubrir que no es novela negra nórdica todo lo que reluce... No es que me disgusten los Larsson, Mankell y demás (todo lo contrario), pero es que a veces me da la sensación de que no es posible escribir novela negra a día de hoy y triunfar si no llevas puesto el casco vikingo al sentarte frente al procesador de textos.

Pero lo cierto es que Japón como terreno para la novela negra ofrece tantos alicientes al lector como los países escandinavos. Al igual que sucede con éstos, la imagen de sociedad ahíta de bienestar, progreso, satisfacción y seguridad que Japón suele trasmitir al observador foráneo llega a contrastar rudamente con el escenario tan poco amable y apacible que se extiende sobre las páginas de estas novelas de lo sucio. Kirino nos demuestra en Out que Japón ofrece vías para la negrura literaria tan dignas y excitantes como las que proceden de la Europa helada.

Out (1997) narra la siniestra historia de cuatro amigas que trabajan en el turno de noche de una fábrica de obentos (la autora describe de tal manera la fabricación de estos platos precocinados que es muy probable no te queden ganas de catarlos en tu vida). Una de estas proletarias del obento es maltratada frecuentemente por su marido, quien para colmo se gasta todos los ahorros de la pareja jugando al bacará, así que un día la protagonista decide estrangularle, tras lo cual sus tres compañeras le ayudarán a deshacerse del cadáver. Y para conseguirlo, lo descuartizarán, ya que el peso del cuerpo inerte les impide moverlo de una pieza. Las investigaciones policiales llevarán a hacer creer inicialmente al inspector Imai que el asesino fue un tal Satake, un yakuza que dirige varios puticlubs y salas de juego, porque poco antes del asesinato propinó una paliza a la víctima del homicidio, que era cliente frecuente de uno de sus bares de alterne. Tras salir de la cárcel por falta de pruebas, Satake planea una venganza contra la verdadera autora del homicidio y sus cómplices. Y por si a estas chicas no les bastara con todas estas preocupaciones, un violador en serie opera de noche por las inmediaciones de la fábrica de obentos y tiene aterrorizado al personal femenino de la misma.

Lo que más me ha gustado de la novela es que se sale magistralmente de los convencionalismos de la novela negra. Como sucede en tantos ejemplos actuales de este género, va más allá y coquetea con otros campos temáticos. En el caso de Out, la incursión en el género del gore es obvia, y en ese sentido tiene la paradójica grandeza de agradar en la descripción de lo desagradable: Natsuo Kirino nos hace una certera y completa enumeración de los aspectos más feos del Japón de hoy, que van conectando en la trama de manera inteligente. El hilo argumental emociona y sorprende. El final es algo rarillo y forzado, o a mí me lo pareció, pero es perdonable teniendo en cuenta todo lo demás.

En su versión española la publicó Emecé.

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