Como estos primeros momentos del año son siempre un tiempo para la reflexión y los buenos propósitos, como por ejemplo imponernos las obligaciones (que no se cumplirán) de estudiar swahili, dejar de fumar, correr diez kilómetros diarios o empezar a llevarnos mejor con la suegra, no estaría de más que nos dedicáramos previamente a "entrenar" nuestra capacidad innata de meditar (por increíble que parezca, todos gozamos de esa capacidad, estoy convencido de ello).
Y qué mejor forma de estimular esa capacidad que recurriendo a Confucio (551-479 a. de C.), uno de los pesos pesados del pensamiento y que te llevará a arrojar al cubo de la basura todo pretencioso manual de autoayuda moderno que puedas haber alojado inocentemente en tus estanterías.
Muchas son las ediciones de la obra de Confucio que, con mayor o menor gracia, han sido publicadas en castellano. La que yo manejo y recomiendo es este Lun Yu (reflexiones y enseñanzas) de editorial Kairós, con traducción directa del chino, introducción y notas de Anne-Hélène Suárez, porque me parece una edición muy clarita y manejable para besugos que, como yo, somos poco aficionados al pensamento abstracto... Y aquí habría que añadir oportunamente la manida coletilla "y así nos va", porque Confucio es de esos pensadores que le permiten vislumbrar el lado práctico y provechoso de la filosofía incluso al más neuronalmente miope.
Y por aquello de que al andar se hace camino, qué mejor manera de mostrar lo que es Confucio que mediante la selección de citas que extraje de la lectura del libro:
-"Palabras zalameras y apariencia afable poco tienen de humanidad" (I-3)
-"No me preocupa que los hombres no me conozcan. Me preocupa no conocer a los hombres" (I-16)
-"Quien gobierna por su virtud es como la Estrella Polar, que permanece en su sitio mientras los demás astros giran en torno a ella" (II-1)
-"Estudiar sin reflexionar es vano; reflexionar sin estudiar es peligroso" (II-15)
-"¿Te enseño lo que es el saber? Considera que sabes lo que sabes, considera que no sabes lo que no sabes. Ése es el saber" (II-17)
-"Con mesura pocos yerran" (IV-23)
-"Inicialmente, mi actitud con las personas consistía en escuchar sus palabras y creer en sus actos. Ahora, mi actitud con las personas consiste en escuchar sus palabras y observar sus actos" (V-9)
-"La humanidad consiste en formarse formando a los demás, lograr haciendo que logren los demás" (VI-28)
-"¡Estoy de suerte! Si cometo un error, no pasa desapercibido" (VII-30)
-"Se puede arrebatar el jefe a un ejército; pero no se puede arrebatar la voluntad, ni siquiera al hombre más humilde" (IX-25)
-"Si el señor es recto, todo se hace sin necesidad de que mande. Si el señor no es recto, por mucho que mande, no será obedecido" (XIII-6)
-"Es más difícil ser pobre sin resentimiento que rico sin arrogancia" (XIV-11)
-"De joven no respetar a los mayores, de adulto no hacer nada digno de mención, y de viejo no morir: ¡Esto es ser un bellaco!" (XIV-46)
-"Si un hombre merece que hables con él y no lo haces, desperdicias al hombre. Si no merece que hables con él y sin embargo lo haces, desperdicias las palabras" (XV-7)
-"Quien no reflexiona sobre el porvenir, tendrá inquietudes inmediatas" (XV-11)
-"Sé exigente contigo mismo y poco con los demás: alejarás los resentimientos" (XV-14)
-"Con alguien que no se pregunta qué ha de hacer, no tengo nada que hacer" (XV-15)
-"No corregir los errores: eso es lo que llamo error" (XV-29)
-"Llegué a pasar un día entero en ayunas y toda una noche en vela para meditar. No sirvió. Es mejor el estudio" (XV-30)
-"Enseño, no discrimino" (XV-38)
-"¿De qué sirve que deis guía a un ciego si no lo sostenéis cuando vacila ni le dais la mano cuando cae?" (XVI-1)
-"Solo la persona de sabiduría suprema y la de abyecta estulticia no cambian" (XVII-3)
-"Quien a la edad de cuarenta sigue siendo odiado, lo será siempre" (XVII-26)
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